Es bastante frecuente que con el día a día no encontremos tiempo para tocar la guitarra. A veces el trabajo nos consume, los hijos, las tareas del hogar o incluso problemas relacionados con nuestra salud o la de nuestra familia. En este artículo te voy a explicar cómo he conseguido sacar tiempo para tocar la guitarra y tocar aquello que me gusta.
Lo primero que debemos tener en mente si no tenemos tiempo para tocar la guitarra es preguntarnos cuáles son nuestros hábitos desde que nos levantamos hasta que nos vamos a la cama. Puede parecer una tontería pero al ir en piloto automático, muchas veces no nos damos cuenta de las cosas que hacemos día a día, que nos hacen perder el tiempo. Veamos cuáles son:
1. Tareas rutinarias inevitables
Dentro de nuestra rutina como seres humanos, tenemos algunas rutinas que son inevitables y no las podemos eliminar. Por ejemplo, hacer de comer, poner una lavadora, ir a trabajar, el tiempo que pasamos en el coche/bus, ir a comprar, realizar una llamada, hacer gestiones en el banco, lavarnos los dientes, etc. En definitiva, estas son tareas del día a día que debemos realizar inevitablemente y cada uno tenemos las nuestras.
2. ¿Ocio real y pérdida de tiempo?
Por otro lado, hay que saber distinguir entre ocio real y aquello que no es ocio que se traduce en pérdida de tiempo. Dentro del ocio tenemos el pasar tiempo con nuestra familia, ver una película, ir de excursión, ir a pasear, tomar una copa con un amigo, etc. Eso es ocio y es algo que nos hace bien o debería hacernos bien.
3. El comportamiento automático y cómo nos afecta
No obstante, hay otras actividades que a priori parecen ocio pero nos hacen perder el tiempo y lo peor de todo es que no nos damos cuenta. Aquí podríamos incluir cosas como ver la televisión porque sí, o pasar horas y horas deslizando el dedo por Instagram, TikTok o viendo vídeos en YouTube.
Aunque a simple vista parecen actividades inofensivas, debemos saber identificarlas preguntándonos: ¿Me siento satisfecho después de haberlo hecho o siento que he perdido el tiempo? Porque todos hemos dicho alguna vez frases como: Me he pasado todo el día viendo vídeos o No he hecho nada y me he pasado la tarde mirando el Instagram. Estas conductas son más comunes de lo que pensamos y, desde un punto de vista psicológico, tienen raíces más profundas que vale la pena analizar.
Falta de autocontrol y regulación emocional
Este tipo de comportamientos suelen estar vinculados a una baja capacidad de autorregulación. Muchas veces, recurrimos a estas actividades como una vía de escape para no lidiar con emociones negativas como el estrés, la ansiedad o incluso el aburrimiento.
En lugar de hacer lo que realmente nos preocupa o dedicar tiempo a algo valioso, optamos por lo más fácil: el entretenimiento inmediato y constante. El problema es que esto no soluciona el malestar inicial, sino que lo agrava, generando una sensación de insatisfacción y frustración por no haber aprovechado el tiempo para tocar la guitarra.
El hábito de procrastinación
Otro factor clave en el comportamiento automático es la procrastinación, es decir, posponer lo importante para más tarde. Nos decimos: Solo un episodio más de mi serie favorita y empiezo o Un ratito más en Instagram y ahora sí me pongo. Sin darnos cuenta, ese «ratito» se convierte en horas perdidas.
Estas actividades activan el sistema de gratificación instantánea, generando pequeños momentos de placer que engañan al cerebro para sentir que está haciendo algo útil, cuando en realidad solo nos alejan de nuestras metas. Por supuesto, aquí te pongo como ejemplo las redes sociales pero cada uno tiene sus excusas para procrastinar, descubre las tuyas.
Ausencia de propósito o metas claras
Cuando no tenemos un objetivo bien definido o una dirección clara en nuestras actividades, es más fácil comportarnos como autómatas. Si no sabes qué canción quieres aprender, qué técnica mejorar o cómo progresar en tu práctica, tu cerebro optará por lo más sencillo y placentero: actividades pasivas como las redes sociales o la televisión.
Aquí es donde cobra importancia el establecer metas claras y realistas. Por ejemplo, en vez de decir Hoy quiero tocar la guitarra, puedes proponerte algo específico como Hoy voy a practicar el cambio entre los acordes G y D durante 15 minutos.
Tener un propósito definido no solo te ayuda a evitar distracciones, sino que también te da una sensación de progreso y logro, algo que las actividades pasivas que mencionamos no te pueden ofrecer.
Gratificación instantánea: el peligro del placer fácil
El contenido en redes sociales y la televisión están diseñados para ofrecernos recompensas inmediatas. Un vídeo corto, un like o un capítulo de una serie nos generan pequeñas dosis de dopamina, el neurotransmisor del placer. Sin embargo, este placer es efímero y superficial, y no nos aporta una sensación de satisfacción duradera. Lo que sí proporciona verdadera satisfacción son las actividades que requieren esfuerzo y nos acercan a nuestros objetivos.
El gran problema es que nuestro cerebro se acostumbra a lo fácil, y esto reduce nuestra capacidad de concentración y tolerancia al esfuerzo prolongado, haciéndonos sentir que las tareas más importantes son abrumadoras.
¿Y cómo rompemos ese comportamiento automático?
La clave para salir de este ciclo está en tres acciones:
1. Identifica tus distracciones: Sé honesto contigo mismo y anota en qué actividades «pierdes el tiempo» de manera automática.
2. Establece metas claras: Define pequeñas tareas diarias relacionadas con tus objetivos (por ejemplo, 15 minutos de guitarra enfocados en un acorde o técnica).
3. Hazlo fácil: Deja tu guitarra a mano y aparta el móvil durante tu momento de práctica.
Al final, la diferencia entre perder el tiempo y aprovecharlo está en la intención con la que hacemos las cosas. La próxima vez que te sientas tentado a actuar en piloto automático, detente y pregúntate: ¿Quiero perder otra hora o aprovecharla para algo que realmente me llene?.
4. La gestión del tiempo
Una vez identificamos cómo gestionamos nuestro tiempo, es hora de preguntarnos qué estamos haciendo con él. Muchas veces vemos a personas que parecen estar siempre ocupadas y aun así logran tocar la guitarra, leer, hacer ejercicio y hasta aprender un nuevo idioma. ¿Pero cómo lo consiguen? La clave está en copiar a los que saben gestionar su tiempo y aprender de ellos.
Por ejemplo, la mayoría de estas personas planifican su día con antelación. Pueden utilizar herramientas como un calendario, una aplicación de productividad o algo tan simple como una libreta. Lo importante no es la herramienta en sí, sino entender cómo priorizar lo que realmente importa. Si quieres tocar la guitarra cada día, el primer paso es hacer de tu práctica una prioridad. No significa que debas practicar horas, pero sí que dediques un tiempo específico, aunque sea breve, para conectar con tu instrumento.
5. Las distracciones del día a día
Vivimos en un mundo lleno de distracciones: notificaciones del móvil, redes sociales, correos electrónicos constantes y mil cosas más. Estas pequeñas interrupciones no solo consumen tiempo, sino que también nos afectan a la hora de concentrarnos. Para tocar la guitarra necesitas entrar en un estado mental de enfoque, y eso no va a ocurrir si estás constantemente mirando el móvil o pensando en otra cosa.
Herramientas de productividad
Existen múltiples herramientas que te pueden ayudar a organizarte mejor y encontrar tiempo para tocar la guitarra. Por ejemplo:
– Un calendario digital (como Google Calendar) para organizar tu día a día.
– Listas de tareas donde incluyas el tocar la guitarra como algo prioritario.
– Métodos de gestión del tiempo, como la técnica Pomodoro, que divide tus actividades en bloques de 25 minutos con pausas entre ellos. Este método es ideal para aprovechar el tiempo que tienes disponible.
En mi caso, utilizo un Diario de práctica dentro de mi membresía Método Guitarra Sin Límites, donde organizo mis rutinas de práctica y establezco objetivos pequeños pero alcanzables. Por ejemplo, un día puedo trabajar una pieza nueva, mientras que al siguiente practico algunas escalas. Tener todo esto por escrito me ayuda a mantener el enfoque y a medir mi progreso.
6. Hábitos diarios: todo a mano
Otro aspecto clave es la preparación. Si tienes que buscar la guitarra, sacarla de la funda, afinarla, encontrar las partituras, sacar la silla, limpiar tu espacio de práctica… Estarás añadiendo pasos innecesarios al proceso. Hazlo lo más fácil posible para ti mismo. Deja tu guitarra en un punto accesible, ten tus partituras o tablaturas listas y, si es posible, crea un espacio exclusivo para practicar.
Además, intenta vincular tu práctica a un hábito que ya tengas. Por ejemplo, si todos los días después de cenar tienes 10 minutos libres, usa ese momento para tocar la guitarra. Al vincularlo con algo que ya haces, será más fácil convertirlo en un hábito sólido.
7. Define tu propósito
Por último, recuerda por qué quieres tocar la guitarra. ¿Es porque te relaja, porque te apasiona la música, o simplemente porque es algo que siempre has querido hacer? Tener un propósito claro te ayudará a mantener la motivación incluso en los días más complicados.
Tocar la guitarra no debe ser una obligación sino una manera de desconectar y de disfrutar. Por eso, en vez de decirte a ti mismo «tengo que tocar la guitarra hoy», cambia el enfoque y di «quiero regalarme este momento».
Al final del día, no importa cuánto tiempo dediques, sino que logres hacerlo de forma consistente y con intención. Porque es mejor practicar cinco minutos al día que una hora una vez al mes.
Totalmente de acuerdo Felipe y el Diario de prácticas de la membresia ayuda mucho. Recomiendo esta herramienta a quien esté en apuros.
Un saludo musical
Feliz Navidad!!!
SIN PALABRAS, ES UNA GUIA PERFECTA PARA DARLE CONTINUIDAD.